como quién huye de un desastre natural
carga bolsos con lo innecesario
(lo importante siempre queda atrás)
corre de un lado al otro sin darse vuelta
su futuro en los brazos berreando pataleando,
hipnótico el horizonte
(única ruta posible, única vía de escape)
atrás quedaron la violencia el arrebato
la furia de los elementos
y ruega por lo bajo
que del caos que logró rescatar
pueda dar génesis a un nuevo paraíso
(o aunque sea
el remedo de un oasis),
para poner pastito y agua a los camellos
y una cartita en los zapatos
reclamando los restos
que pandora dejó
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